En la actualidad vivimos en un mundo multicultural en una comunidad plurilingüe. Hablar más de un idioma mejorando el enriquecimiento cultural y fortalece las relaciones. Los niños bilingües obtienen mejores resultados en tareas que exigen la atención selectiva, como enfocar, inhibir y cambiar el interés durante el proceso de resolución de un problema.
Debido a factores como los mencionados es positivo. ¡Naturalmente! Sin embargo, hay muchos estereotipos sobre este tema tales como:
Y así, la firme decisión se transforma en una inseguridad (“en realidad no lo sé, quizás no es tan buena idea después de todo…”). Pues bien, nosotros pensamos que sin lugar a dudas merece la pena educar a los hijos de manera bilingüe, pero no queremos agregar una opinión más al montón de consejos no solicitados acerca de la mejor manera de criarlos.
Un estudio realizado por D. Kimbrough Oller, Ph.D., publicado en 1997 en la revista Journal of Child Language, tomó un grupo de 73 niños que estaban aprendiendo español e inglés a la vez en Miami y constató que comenzaron a balbucear a la misma edad que los niños monolingües. Además, tres estudios diferentes, llevados a cabo por Fred Genessee (2003), J.L. Patterson & B.Z. Pearson (2004) y L. A. Petitto (2001), demostraron que los niños bilingües dicen sus primeras palabras al mismo tiempo que los monolingües.
Si se toman en cuenta los dos idiomas de aprendizaje, como en el estudio realizado por L. Bedore en 2005, rápidamente constatamos que los niños bilingües tienen al menos tantas palabras como los niños monolingües de su edad, o incluso más. Además, cuando Johanne Paradis y Fred Genesee observaron a niños que estaban aprendiendo francés e inglés en 1996 en Montreal, comprobaron que estos comenzaron a elaborar combinaciones de palabras en el mismo periodo que los niños monolingües, entre los 1,5 y los 2 años de edad. Todos estos hallazgos sugieren que los niños pueden asimilar mucha más información relativa a los idiomas de la que los creemos capaces, y que aprender dos idiomas a la vez no parece frustrarlos. Su desarrollo no se hace más lento y saben igual número de palabras que los niños monolingües.