Cumpleaños solidarios

Y se preguntarán, ¿por qué un cumpleaños solidario? Permítanme que les cuente mi experiencia personal para poder explicar cómo surgió esta idea y, sobretodo, la importancia de las decisiones que tomamos y de las acciones que llevamos a cabo, por poco trascendentes que parezcan.

En una época y una sociedad en la que los niños y las niñas (y los mayores también) parece que tienen todo “aquí, ahora y ya”, cuesta mucho educar en ciertos valores como la solidaridad y la tolerancia, basándonos básicamente en la empatía. Cuesta mucho también transmitir que las cosas cuesta esfuerzo conseguirlas y, sobretodo, que nuestra realidad de ciudadanos de país desarrollado no es extrapolable a los miles de millones de personas que habitan en el planeta.

Todo eso se me planteó la primera vez que mis hijos celebraron su cumpleaños con sus amigos. ¿Qué vamos a hacer con los regalos? Ya tienen más que de sobra con los que reciben por parte de la familia. Un problema para muchos que, si son padres y madres, les resultará familiar.

Ese año, pedimos a los asistentes a la fiesta que, por favor, no compraran nada (en nuestra cultura de lo material cuesta entender que no pasa nada por llegar con las manos vacías). Nuestra intención era poner una hucha y que depositaran en ella lo que habían pensado gastarse en el regalo de los niños. Aprovechamos además (defecto profesional, dame un grupo de menores que intento transmitir y educar en cualquier momento) para proponer una serie de juegos relacionados con la realidad de los niños y las niñas a las que iba a ir el dinero de la hucha. De esta forma, mis hijos y sus amigos han oído hablar de pobreza, de refugiados, de acceso a la educación y de igualdad de género en los cumpleaños solidarios celebrados hasta la fecha, pasándoselo de maravilla y sin necesidad de ir a un parque de bolas para alegría nuestra.

Una alternativa solidaria con la que logramos infinidad de objetivos y, sobretodo, hacer partícipes a los que tenemos alrededor de una iniciativa que va más allá de la solidaridad, pues es toda una declaración de intenciones de lo que queremos ser y hacer en nuestra vida.

Una alternativa que muchos adultos también vamos poniendo en práctica, generando así una red solidaria de personas que quieren cambiar la realidad y que saben que la mayoría de nosotros tenemos ya demasiadas cosas y no está nada mal compartirlas con los demás.

Además, quiero aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a esos invitados a los cumpleaños que, sabiendo de lo que se trataba, hicieron alarde de una enorme generosidad y solidaridad llenando nuestras huchas no sólo de dinero, sino sobretodo de oportunidades para nuestras niñas y mujeres.

Gracias de todo corazón por vuestra implicación, por hacer de la solidaridad un estilo de vida, por llevar un mensaje de “Aprovecha cualquier momento y cualquier lugar para actuar”. Cualquier excusa es buena para hacer gala de la solidaridad.

Y, la próxima vez que te caiga un año más o tengas un evento importante que celebrar (bodas, comuniones, bautizos) piensa que regalar y recibir solidaridad es siempre muy gratificante para tí y para los que tienes alrededor, y que de verdad sirve, funciona, porque todo suma.

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